IDEAS PROYECTUALES 11/PROJECT IDEAS 11
“Casi por costumbre, el gran público suele subestimar el diseño arquitectónico. Esto puede explicarse a menudo por el simple hecho fisiológico de que muchos individuos están mucho menos dotados y desarrollados visualmente de lo que suponemos. Si solo discutimos y tratamos la arquitectura en el terreno visual, como lo hacemos usualmente, estos individuos permanecerán necesariamente indiferentes o poco interesados. Por lo tanto, deberían estudiarse también otros aspectos sensoriales. …
Generaciones de niños y niñas conocen hasta la saciedad el olor del salón de clase… De hecho, los olores del medio escolar, como de otros medios también, se retienen detalladamente en la memoria y se reconocen, años más tarde, más rápidamente que los rasgos visuales de la arquitectura correspondiente…
Dicho sea de paso, es un procedente significativo para el medio construido el hecho de que los jardines se hayan diseñado también sobre una base olfativa y no solo principios visuales.
Íntimamente relacionada con la percepción de los olores esta la del contenido de humedad del aire encerrado por el espacio arquitectónico y del movimiento de este aire. Este sentido obedece a los receptores cutáneos que registran la temperatura más baja que la del cuerpo y que entran en acción cuando se acelera la evaporación de la finísima capa de humedad que cubre nuestra piel. Podemos percibir sensorialmente el grado de esta aceleración, y gracias a ello nos damos cuenta de la velocidad y la intensidad del movimiento del aire a nuestro alrededor.
Las corrientes de aire se ven obligadas a adoptar ciertos trazos perceptibles por la forma del recinto en que se producen y la situación de las entradas de aire…. Todo interior construido, toda disposición arquitectónica, aun la de una simple estancia de ventilación cruzada, requiere – y debe diseñarse atendiendo a esto- un trazo especifico de corrientes de aire, que puede percibirse normalmente por nuestros sentidos de tacto y temperatura.
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Desde un principio, podemos diseñar un cuarto, su origen y sus materiales de tal manera que las pérdidas de temperatura, la irradiación y las corrientes de aire sean rasgos importantes de nuestra disposición. De este modo, podremos lograr una diferenciación más rica y más agradable que si nos estuviéramos en nuestro diseño solamente a la percepción visual y desatendiésemos todos los demás objetivos sensoriales.
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En las habitaciones humanas, los estímulos complejos interiores provienen del diseño de las piezas y de los artículos con que nos rodeamos en ellas. La silla, cerca del escritorio, determina nuestra postura; también el diván en el que nos recostamos a leer una lámpara que puede estar bien o mal colocada. O, por ejemplo, ese mismo diván puede estar planeado y colocado sin tomar en consideración una magnifica ventana, de modo que tengamos que torcer el cuello en vano para poder gozar del paisaje. El problema de la postura relaciona un gran número de experiencias sensoriales con la vista, que se relaciona no solo con los ojos, sino con todo el cuerpo.
Es evidente que el diseño de una pieza y de sus materiales obliga a ciertos movimientos habituales y a ciertas posturas. El adoptar y abandonar una postura, cualquier acto muscular, establecen a su vez lo que se llama una pauta cinestésica, compuesta de estímulos interiores, sucesivos y simultáneos. Así, estos estímulos producen en nosotros reacciones importantes, ocasionan actos de reflejos condicionados por un uso rutinario de los muebles, de las lámparas y de miles de artículos que por su colocación y su función, pueden ser útiles o perniciosos. Las reacciones de que hablamos no son conscientes a menudo, y en muchos casos no nos impelen a entrar en acción para poner un remedio. Muchas veces son emocionales, pero acumulativas, de tal modo que su resultado y, por tanto, el efecto que nos produce la pieza en que vivimos, puede producirnos depresión o alegría.
Así, la pauta cinestética interior que mencionamos está íntimamente ligada a la disposición y la pauta del diseño exterior. La arquitectura, en efecto, precisamente una pauta de esta clase, establecida a nuestro alrededor para guiar constantemente los movimientos y los esfuerzos de ojos, cuellos, brazos y piernas y puede hacer posible o impedir que disfrutemos de alivio corporal y de satisfacción emocional.
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Nota: cursiva y negrita son de mi autoría.
Richard Neutra. Planificar para sobrevivir. Primera edición; Fondo de cultura Económica. México. 1957
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