‘Si estos urbanistas y especuladores hubieran adoptado, por una sola vez, un punto de vista algo más elevado; si, tan sólo por una vez, hubieran considerado a la masa de gente que tenía que adaptarse a las formas de vida de las grandes ciudades, no como un montón de carne, sino como portadores e alma y espíritu; si hubiesen aprendido a ver, por una sola vez, a la colonia que estaban creando como una célula dentro del mismo Estado, como miembro de un gran organismo… entonces hubieran comprendido lo estrecho, lo limitado, lo arbitrario, lo cerrado de su manera de actuar’ (Martín Machler, Das Siedlungproblem, ‘Sozialistische Monatshefte’, año 27, tomo 56, 1921, I, pág. 185).’
(…)
Porque la condición fundamental es asegurar a cada vivienda, incluso a la más pequeña, lugar, espacio aireado, ventilación y sol.
(…)
El trabajo sistemático de los arquitectos conscientes de su responsabilidad tiene que reemplazar al trabajo desorganizado de especuladores y empresarios, y tiene que tener en cuenta las necesidades esenciales, los requisitos constructivos técnicos e higiénicos, los datos y las exigencias. Sin embargo, no debe olvidarse que la construcción de viviendas es una cuestión productiva. Depende de factores económicos de los que no se puede prescindir, so pena de dañar la cultura.”
Ludwig Hilberseimer. La arquitectura de la gran ciudad. Editorial Gustavo Gili, S.A. Barcelona. 1979.
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