jueves, 4 de diciembre de 2008

EN LOS CAMPOS ELISEOS DE LA ARQUITECTURA/IN THE ELYSIUM OF ARCHITECTURE

HUMOR 1/HUMOUR 1


Héctor Velarde/Frank Lloyd Wright/Auguste Perret

Frank Lloyd Wright se fue directamente al cielo a pesar de haber sido un gran diablo. Ahí se encontró con su viejo y santo colega Augusto Perret.

A. Hace tiempo que te estaba esperando.
F. Me he demorado mucho. Yo he debido venir antes de tener el complejo europeo del alambique funcional.
A. Si, francamente, tu Museo Guggenheim...
F. En tu "Contribución a una teoría de la arquitectura" nunca pude comprender la diferencia que haces entre lo pasajero y lo permanente.
A. Mira, no hagas caso, nosotros hemos sido viejos paralelos pero contrarios, tú te has desprendido de Richardson a través de Sullivan hasta la libertad absoluta, mientras que yo he surgido así como Rouault... Tú has dado el escándalo del siglo. Yo he sido siempre muy formal, respetuoso, bien educado, pero tan limpio como tú.
F. ¡Ah, estos europeos con todo lo que arrastran! Siempre didácticos, con principios muy bien escritos, con fórmulas, fabricantes de academias o de teologías. Desde Apolodoro de Damasco, Vitruvio, Serlio, Blondel y Le Corbusier no hacen otra cosa que acumular, acumular... Cierto es que Le Corbusier lo cambió todo pero queda igual que los otros. El ha sido y sigue siendo el gran escandaloso con su nueva gramática arquitectónica. En cuanto a los alemanes yo he estado observando a ese magnífico Gropius que revive los seminarios de artesanía constructiva de la Edad Media. ¡Qué paciencia! Con todo me gusta mucho más que tu amigo del "modulor".
A. No hay duda de que somos unos viejos geniales, sobre todo tú, que eres casi un fenómeno de circo. ¿Qué cara ponían tus colegas de Chicago cuando les decías tantas inconveniencias y, sobre todo, cuando les mostrabas tus planos en cruz, tu chimenea-núcleo, tus biombos sólidos, tus techos flotantes, tus hongos...?
F. Yo les decía horrores. No tenían derecho esos viejos de haber construído rascacielos agrandando hasta lo mostruoso el campanario de Venecia y abriéndole ventanitas... O hacer lo mismo con las torres de la catedral de Chartres. ¡Yo he visto coronar un rascacielos de cuarenta pisos con un castillo francés Luis XIV con mansarda y todo!
A. No te exaltes. Hay que ser comprensivo. Para los jóvenes, tú, por ejemplo, ya eres cosa mascada. Pero un viejo arquitecto, de la vieja escuela, es como un monumento antiguo... Tú no puedes pretender que de la noche a la mañana se vuelva una escultura de tu admirador Hans Arp.
F. ¿Pero por qué han hecho tantos disparates?
A. Claro, allá en tu tierra los han hecho mucho... Pero aquí en Europa, al menos, no había rascacielos, luego sabían una barbaridad y estaban muy controlados, total, se dedicaron a la arqueología. Es como si tú y yo hablásemos en latín de la bomba atómica.
F. En el cielo no digas allá en tu tierra o aquí en Europa; nada de trabas...
A. Tú siempre libre. ¿Pero qué es lo que no entiendes en lo establecido por mí entre lo pasajero y lo permanente en arquitectura?
F. Dices vaguedades; que lo funcional es lo pasajero, que el sentido eterno y universal de las líneas y de las formas es lo permanente... Si eres eterno tiene que ser permanente. Para mí todo lo pasajero puede hacerse permanente, por lo menos por algún tiempo...
A. Se nota. Eres el único que ha podido transformar una casita en un monumento a la cascada, atodas las cascadas... Algo con lo que Paul Valéry se hubiera desconcertado pero que te pone a la altura de Wagner, como lirismo, como himno a la naturaleza.
F. A ustedes los europeos los pierde completamente la cultura. A mí me basta haber sido un boy-scout de la arquitectura en el Middle West y en el Far East.
A. Pero entonces no te metas a hablar de arquitectura orgánica con tono socrático. Porque ¡qué enredo! Lo orgánico en arquitectura es el instrumento arquitectónico y no su tejido biológico. En ti la noción de orgánico se confunde con expresión de espontaneidad, con la coincidencia creadora entre lo que sientes y lo que piensas. Es el impulso de tu genio romántico que parte de una solución funcional, de un problema utiliario, y que luego se prende de la tierra y se incrusta en el paisaje extendiéndose sin que haya atrás ni adelante, sino contactos vivos. Tus casas compactas se plasman en lo bajo del panorama sin violentar nada, se asimilan y se funden en el desierto, en la floresta, en el agua... Cuando quieres explicar todo eso te quedas muy corto... Y te vuelves insoportable.
F. ¿Y mi integración de lo de adentro con lo de afuera? ¿Y mis planos libres?
A. Tú logras esa integración por la forma tentacular, algo protoplasmática, pero en lo tuyo lo de adentro no está afuera ni lo de afuera adentro por medio de la transparencia, el vidrio zonzo, tú, lo de afuera lo concentras en un punto de adentro y luego lo irradias todo hacia afuera como un nido, como un panal, como una estrella. Es una integración de tienda cristalizada, de "camping"... Tenías que ser gringo, americano suelto en tu suelo virgen, para llegar a montar y tejer esas maravillas de refugios que brotan con la misma naturalidad y belleza de una ancha planta acogedora o se descubren como grutas encantadas. Así eres único y ésa es tu permanencia constante. Diremos presencia para que no me contradigas. En cuanto a tus planos libre, sigues en el "camping" de la arquitectura... ¿Te acuerdas de los míos en la Rue Franklin de París allá por 1920? puntos ordenados de soporte como en el gótico; luego fuera paredes.
F. Todo tiene que ser ordenado en estos viejos absurdos del otro lado del charco.
A. Claro. Si no, ¿Cómo enseñas? A un joven se le puede enseñar a ser como yo, como Le Corbusier, como Gropius, estarán más o menos armados para hacer lo suyo, pero enseñarles a que sean como tú, tú mismo no puedes... Eres una presencia y no un método. Nunca verás un letrero que diga "Academia de arquitectura Frank Lloyd Wright".
F. (...) Sin embrago yo enseñaba...
A. Te enseñabas tú como fenómeno orgánico. Y algunas recetitas...
F. Ah, estos franceses picarones... Oye, ¿y qué te parece Brasilia?
A. San Pedro nos está haciendo señas para que nos vayamos a dormir.
F. Hasta en el cielo la hora, la hora bendita, en fin, mañana rajaremos de Niemeyer.

Héctor Velarde

Frank Lloyd Wright, un homenaje. Sociedad de Arquitectos el Perú. Lima. 1960.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y GEHRY DONDE LLEGARA? AL PURGATORIO O AL INFIERNO? AL CIELO, TAL VEZ...
MIS FELICITACIONES A ANTONY , LUIS E IVAN POR TAN BUENOS ARTICULOS, EXCELENTE BLOG.

Anónimo dijo...

LUCHO PEREZ